Elogiados en público, marginados en la realidad

por Nelson Zapata. Periodista de Asunción

La juventud paraguaya, a menudo idealizada como una fuerza potencial generadora del cambio, se encuentra en una encrucijada marcada por la dualidad de percepciones. Hay una fascinación por hablar de las juventudes donde sobresalen de forma evidente una discrepancia entre los discursos grandilocuentes y románticos y una visión pesimista.

La visión sobre las juventudes como fuerza rebelde y generadora de cambio choca con la percepción de que muchos jóvenes están desconectados de la realidad, dedicando su tiempo a redes sociales y actividades aparentemente frívolas. Es lo primero que se escucha en ruedos familiares e inclusive en medios de comunicación. Sin embargo, contrario a estas percepciones, un pequeño recorrido por varios barrios y pueblos del interior permite encontrar a grupos de jóvenes activos deseosos de participar y comprometerse. Están preocupados por la realidad del país, comprometidos con su comunidad y críticos hacia el sistema. Sin embargo, enfrentan dificultades para encontrar espacios y oportunidades que les permitan ser protagonistas del cambio.

La paradoja surge al constatar que, a pesar de los elogios públicos a la juventud, en la práctica se les margina. Políticos, autoridades, iglesias y hasta el periodismo parecen querer mantener a la juventud en una posición decorativa, sin otorgarles verdaderas oportunidades de participación.

La resistencia a brindar oportunidades y espacios a la juventud se debe a un temor percibido hacia su capacidad de transformación y cambio. Este temor se manifiesta en la reticencia de diversos actores sociales a debatir con los jóvenes y a darles protagonismo fuera de contextos de movilizaciones y protestas sociales.

La hipocresía social es evidente en la desconexión entre los discursos que reconocen a la juventud como protagonista del presente y la realidad donde se les margina. Este fenómeno se observa no solo en el ámbito político sino también en el periodismo, donde la participación de los jóvenes se limita a situaciones de conflicto. Desafortunadamente, los periodistas también tienen una resistencia a involucrar e involucrarse con los jóvenes. Los jóvenes solamente tienen espacios en el periodismo cuando hacen algo extraordinario o protagonizan alguna movilización. Fuera de eso no consiguen voz ni espacios en los medios.

¿Qué hacemos frente a esta realidad? 1. Empoderamiento juvenil: Es necesario seguir trabajando en el empoderamiento de las juventudes para que puedan reclamar su espacio de participación de manera efectiva; 2. Superar el bloqueo: el sector juvenil debe enfrentar el bloqueo y la fobia que existe hacia ellos, demostrando su capacidad para contribuir positivamente a la sociedad; 3. Debate abierto: es indudable la necesidad de promover un debate abierto y constructivo entre los jóvenes y diferentes sectores de la sociedad para superar los prejuicios y temores existentes; 4. Medios de Comunicación responsables: los medios de comunicación deben desempeñar un papel activo en cambiar la narrativa sobre la juventud, ofreciendo espacios para el diálogo y la participación juvenil en temas más allá de las protestas.

En mi opinión: la situación del sector juvenil en Paraguay refleja una contradicción entre los discursos públicos que elogian su potencial y la realidad en la que se les margina. Superar este desfase requerirá un esfuerzo colectivo para empoderar a la juventud y abrir espacios reales de participación, desafiando la hipocresía social y construyendo un futuro donde los jóvenes sean agentes activos del cambio.